miércoles, 30 de mayo de 2018

Desde el Real de la Muy Fiel y Reconquistadora Ciudad de San Felipe y Santiago


MAYO DE 1968
ATAQUE A LA CIVILIZACIÓN

Se ha marchado mayo cumpliéndose cincuenta años de la subversión nihilista estallada en la Francia, como ataque abierto a la dilecta hija de la Iglesia Católica Romana, y por ende a la Civilización Greco Romana. Para defenderla en sus valores eternos la hermosa Galia fue elegida por Dios Nuestro Señor para cuna de Santa Juana de Arco, amén de Reyes como San Luis, y Luis XVI que también lo es, con la palma del martirio. En la historia del pensamiento, Francia puede santamente sentirse orgullosa con el expuesto por hombres como Joseph de Maistre, Chateaubriand, Alexis de Tocqueville, Maurice Barrés, Charles Maurras, Paul Bourget, Robert Brasillach, Alexis Carrel.
Ellos, son solo unos pocos ejemplos de la pléyade de plumas que, expusieron el correcto discurrir filosófico y científico. Sus hombres de armas, cuando católicos los dirigían, cumplían el principio del Aquinate y San Agustín: “Se hace la guerra para conseguir la paz”. Con esto, los Santos Padres quisieron significar que, la persona pública que extrae la espada de la vaina, para obtener la paz de modo de no estar contra la Paz, sino la paz mala, es decir, la que Dios no quiso traer al mundo. Ahí tenemos también, nada menos que a Carlomagno, restaurador del Imperio Romano coronado por el Papa en la Navidad del 800, como Imperator cristiano del Occidente.
Los Cruzados fueron sus herederos en la centuria X. Para ejemplo de los siglos, debemos citar a Godofredo de Bouillon el Caballero francés que no quiso ceñir la corona real en la Jerusalén liberada con sus Santos Lugares, porque allí, Jesús, había sido coronado de espinas. Y esto no es todo. Francia tuvo el privilegio de dar a Dios miles y miles de mártires. Ellos fueron los campesinos de La Vendée que enfrentando la satánica “revolución francesa” (1789) atacaban a los sicarios jacobinos de la Convención Terrorista de 1792-93, con su himno de guerra el “Vexilla Regis” que entonaban con fervor diciendo así: “Los estandartes del Rey avanzan / brilla el misterio de la Cruz / donde la vida ha seguido a la muerte / y la muerte dará vida”. A ellos, para los que la muerte no existía, ni existe, debemos agregar nombres de hombres superiores. Aquí van algunos: Mariscal Philipe Petain, Pierre Laval, Jacques Doriot, Alexis Carrel, Paul Bourget, Maurice Barrés, Charles Maurras.
Consideramos también, un deber moral rendir nuestro homenaje a los guerreros que integraron con patriotismo y valor a la que se llamó “Legión de Voluntarios Franceses contra el Bolchevismo” y que se agruparon en la División “Charlemagne”. En esta sección decenas de miles de hombres, lucharon en los más crueles y dramáticos escenarios de las batallas de Europa, para detener al bolchevismo renacido con la ayuda capitalista del criminal de guerra Del ano Roosevelt. Hacían honor a su uniforme, y por ello subrayamos la leyenda de sus estandartes: “Legión de Voluntarios Franceses contra el Bolchevismo”. Junto a españoles y belgas de las legiones Azul y Valona estos homéridas, comandados por el general Eugene Bridoux y por el coronel Labourdette regaron con sangre desde el Don al Sperr y entregaron sus vidas en Berlín frente a la Cancillería del Führer, en una lucha sin igual, despiadada y sin cuartel.
Corrían los últimos días de abril de 1945, año nefasto, en el que Occidente cayó derrotado, pasando a manos del capitalismo financiero de Jew York, con la mitad del viejo continente entregado en los “acuerdos” de Yalta al bolcheviquismo judeo masónico. Respecto a esa Francia heroica; pero desgarrada, sería pecado de omisión, no inclinar nuestras banderas ante los que cayeron en mayo de 1954, en la batalla de Dien bien Pu (hoy zona de Viet Nam) cumpliendo con su Patria y rodeando a su valiente Jefe, el Coronel Christian de Castrie. El guerrero del linaje ilustre que está en las raíces, en Francia.
En ellas están sus antepasados, que defendieron con sus espadas y puñales a Luis XVI que sufría su martirio diario en la Torre del Temple. Esta, es una fortaleza de la Orden Monástico Militar del Temple, disuelta por herejía satanista en el siglo XIV. Ella se ubica en París, donde se encontraba el más feroz Terror jacobino descamisado y masónico. Se ha afirmado, por parte de estudiosos, que la presencia del Rey cristianísimo en aquel lugar, se debió a una venganza de la “Orden” perversa que sigue existiendo, en los amasijos infernales de la esotérica Hermandad de la escuadra y el compás.
Quien esto escribe, acepta a pies juntillas la verdad que descubrieron esos investigadores. Pero volvamos a la primera mitad del siglo pasado. De esos días tenemos que decir de aquella oficialidad que dejaba su sangre y su vida en Indochina (1941- 1954) y en Argelia era traicionada por las camarillas pluto democráticas y zurdas, no solo en el Parlamento, sino también el Ministerio de la llamada Defensa Nacional. Pero debemos nombrarlos para que sus nombres no sean olvidados jamás. Aquí están, los ilustres generales guerreros que serían traicionados doblemente: Salan, Zeller, Challe, Jauhoud, Ortiz y Massu. El entregamiento se desarrollaba en Viet Nam (Indochina) y como ya dijimos, se comprobó en la misma Argelia, departamento francés en el norte de África.
Este accionar de la clase politiquera, es un tema muy bien desarrollado por el gran escritor Jean Larteguy, en todas sus novelas históricas, una de la cuales, “Los Pretorianos” recomendamos como ejemplo de primera calidad, El asco ante la traición, produjeron los acontecimiento del 13 de mayo 1958. Ese día al grito de “El Ejército al poder” se iniciaba una etapa de limpieza ante la corrupción e ineptitud del régimen liberal de la denominada IV República, parida entre mandiles en 1945-46. Toda esa red estaba montada por el Partido Comunista siendo, ésta sociedad delictiva causa de los desastres de Indochina y Argelia. La exigencia de los Oficiales pronunciados, era la creación de un “Comité de Seguridad Pública” que defendiera, en primer lugar del terror zurdo y mahometano, a la población netamente francesa curiosamente conocida como los “pieds noirs”.
La crisis política y social, se extendió rápidamente por toda Francia, considerándose, con el terror de las izquierdas, que las FFAA se hicieran cargo del poder. Se cometió sin embargo un primer error que sería fatal, al transar con el sistema político corrupto aceptando una propuesta del presidente Coty llamando al contumaz, ególatra general Charles Degaulle retirado desde 1947 en Colombey les deux Eglises. Éste seguía siendo, el perfecto falsario de los años, en que el ejército francés se debilitaba por la política del Frente Popular de 1936 cuando era “gobernada” el “francés” León Blum (en verdad apellidado Fulkestein).
El viejo zorro fomentaba el desorden y prestaba copiosa ayuda, a los anarcomasones marxistas de España que enfrentaban la Cruzada que encabezaba el Generalísimo Franco. Pero veamos otra vez el 58. La entrevista de Degaulle con el presidente Coty se dio en los últimos días de mayo. Alli preparó el plan de la puñalada trapera a los Oficiales patriotas. El mismo Degaulle lo señala cínicamente en sus “Memorias de Esperanza”: “Renée Coty me recibió en la escalinata del Palacio. Solos los dos, en su despacho, nos entendimos enseguida. Plenos poderes, suspensión de sesiones en el Parlamento, y nueva Constitución que prepararía mi gobierno”.
El Sistema se renovaba pero seguiría siendo el sistema. No de otra manera puede entenderse la cínica confesión degaullista en sus “Memorias”: “La República renovada seguiría siendo la república”. Cambiar algo para que todo siguiera igual. Se aplicaba la fórmula del Conde de Lampedusa expuesta en su magnífica novela “IL Gatto Pardo”. Degaulle no había cambiado nada. Era el mismo hipócrita de 1940. En junio de ese año, desde las islas Británicas, eterna enemigas de Francia, con voz de locutor asalariado, incitó a atacar a Francia, su Patria, la que, encabezada por el Mariscal Petain, héroe de la Guerra de 1914, iba a firmar un armisticio con Alemania entonces victoriosa. Por el acuerdo, se dejaba, gran parte de Francia, libre de ocupantes.
La capital del gobierno francés del Mariscal se estableció poco después en Vichy. Desde ella se realizaría la recomposición del alma y el Esprit Francaise realizando la Revolución Nacional y volviendo a las raíces tradicionales: familia, comunas, trabajo (con sentido corporativo) región. Recursos todos infaltables para combatir al individualismo parásito. El Estado sería fuerte y jerárquico, con las escuelas formadoras de valores, en lugar de una patria dividida y minada por las luchas partitocráticas y el materialismo. En concreto: familia, patria, trabajo. Nada de “república”. Simplemente “Estado de Francia”. La esencia de lo intemporal y eterno.
El ego de “DEGAULLE” rompió todos los puntos de referencia morales. Desde el cómodo sillón de la BBC instó a bombardear con acorazados ingleses, a la Flota Francesa fondeada en la costa Africana, concretamente en Mers el Kebir. El cainita ataque, costó miles muertos entre los marinos franceses pero eso no le importó al “pequeño” e innoble CHARLES quien, impregnado por el incienso inglés, se sentía “héroe” En esa condición, poco podían molestarle las 600.000 toneladas de bombas que la R.A.F. (fuerza aérea Británica) lanzó sobre Francia en pocos meses. Cuando la Guerra estaba finalizando en 1944-45.
Degaulle desde su alto sitial de Jefe “libertador,” pero eso sí, respaldado en el “Derecho” como corresponde a los falsarios del comunismo y sus hermanos putativos, creó, con fecha 26 de junio de 1944, tribunales de “justicia” cuyas decisiones serían dictadas por el odio. A través de ellos se incurrieron en excesos espantosos. Tan horrorosos que Francia no los podrá olvidar jamás. Ahí tenemos, y es un primer ejemplo, el asesinato de Laval, único caso en la historia de Francia de un Primer Ministro pasado por las armas. “Podéis condenarme podéis matarme, pero no tenéis el derecho de insultarme, dijo Laval a sus “jueces” cuando lo tacharon de traidor, añadiendo: “Soy francés, amo a mi país, y sólo lo he servido a él”.
Lo arrastraron entonces hasta el paredón y cuando gritó que le tiraran al corazón, las descargas que fueron muchas pero ninguna, al gran corazón, del valiente estadista. (Octubre 13 de 1945) De esta forma o por la tortura vesánica cayó lo más selecto de Francia. Robert Brasillach el más grande poeta de Francia con 35 años fue ejecutado por los comuno-degaullistas (febrero 6 de 1945) Sus crímenes fueron ante todo, presentarse a los “libertadores” para que su madre detenida no fuera fusilada. Y luego, su vida militante. Por ejemplo, hacer suya la Cruzada española, combatir en el Ejército y la Milicia y la LVF teniendo inspiración y pluma de platino para destacarse, como el poeta y periodista sobresaliente de Galia eterna en las páginas del semanario, “Je suis Partout” en cuyas columnas se declaró “fascista porque estaba contra la decadencia de su Patria” Alexis Carrel, Premio Nobel de Medicina cayó, “tribunal popular gaullista”, mediante, ante un sucio paredón en los finales de 1944.
Almirante Francois Darlan, asesinado en un atentado perpetrado durante la Navidad de 1942. El indigno hecho nunca se llegó a esclarecer, aunque casi nadie duda, que fue inspirado por Charles Degaulle. Hemos tomado algunos de los miles de caídos víctimas de la “justicia” del locutor de la BBC. De todas maneras queremos detenernos unos momentos en dos figuras extraordinarias. Ellas son y siguen siendo Charles Marie Maurras y el Mariscal Philipe Petain.
El primero de los nombrados vio la luz en 1868, siendo destacadísimo pensador político que creó las bases del nacionalismo contrarrevolucionario francés. Defensor de mundo tradicional, rural católico y monárquico. Tuvo una extraordinaria influencia en la juventud de derechas francesa. De hecho fue admirado y seguido en el mundo intelectual internacional. Durante los años de conmoción por la causa Dreyfus (década del final del siglo XIX y principios del XX) fue ardiente antidreyfusista lo que le valió el odio del judaísmo internacional. Apoyó al gobierno del Mariscal Petain y a la “Legión de Voluntarios Franceses contra el Bolchevismo” manteniéndose distante de Alemania. Criticó con dureza a Degaulle por lo que, terminada la guerra fue condenado, pese a sus 85 años a prisión perpetua. Fue liberado, pocos días antes de su cristiano fallecimiento. Ello acaeció el 20 de noviembre de 1952.
Respecto a Henri Philipe Petain diremos sucintamente que había nacido en 1856. Durante el primer conflicto mundial fue el héroe vencedor en Verdún. Mas tarde en 1934 Ministro de Guerra. Luego en 1937embajador ante el Caudillo de España. Su pensamiento político estaba fuertemente influido por la doctrina de Maurras. En 1940 ante con la derrota y la Estampida cobarde de la clase política partidista se hizo cargo del gobierno y firmó con Alemania el armisticio. Esta nueva situación le permitió intentar una trasformación verdaderamente revolucionaria para Francia. Fue muy popular entre los franceses pero la situación de 1944-45 desbarrancó todo su accionar Sometido a “juicio” y condenado a la pena de muerte. La presión popular fue tan grande, que el “presidente” Charles Degaulle le conmutó la pena por cadena perpetua. Era una forma más atroz de torturar al glorioso anciano. Aunque parezca increíble, durante los años que estuvo en un calabozo, hasta el 23 de julio de 1951, día en el cual falleció, le negaron hasta la posibilidad de tener un Atlas, una lupa, papel y un lápiz, para pasar esa larga agonía.
Podríamos continuar con los atropellos degaulistas pero debemos pasar a los acontecimientos de 1958. El entusiasmo hizo posible que se cumpliera el siniestro plan que ya dijimos signara con Coty. Veamos. Con su llegada al poder pronto mostró sus intenciones contrarias al plan de los Alzados contra el sistema. En su discurso de setiembre de 1959 ya enunció claramente que volvía la espalda a las promesas que había hecho a los que lo llevaron al Palacio Presidencial. La misión que había recibido y aceptado lo obligaba aniquilar las bandas del FLN, mahometano y zurdo no, discutir con ellas. El brusco cambio de objetivos fue considerado justamente como una traición por los patriotas franceses. A partir de aquel momento comenzó a organizarse el plan de resistencia en Argelia. El abril de 1961 el acto de significativa extensión de resistencia a la entregas de Argelia fue mucho más grave. Estalló bruscamente en la fecha que señalamos pero como golpe de Estado, militar que tuvo efecto en Argel.
El alzamiento estuvo a cargo de regimientos de infantería y paracaidistas bajo la autoridad de generales y coroneles prestigiosos (Challe, Zeller, Gardy, Jouhaud, Salan, Argoud, Broizat y Gardes y Ortiz La conmoción fue enorme. Kennedy envió a parte de la flota yanqui al Mediterráneo para impedir el desembarco en Francia europea. Los comunistas se organizaron para servir en los antiaéreos de París y frustrar el ataque paracaidista. Días después de haber triunfado el movimiento se hundió no sólo por la apatía burocrática del resto del Ejército. Hubo en el fracaso cortedad de miras. Ellas fueron las que cometió el general Challe. Si éste hubiese accedido a asociar las masas argelinas al golpe militar restaurador tal como se lo pidió el general Salan los sucesos habrían sido otros. Un amplio movimiento popular hubiese hecho saltar todas las vacilaciones.
Los generales Challe y y Zeller poco preparados para la guerra revolucionaria, se entregaron después de su fracaso, en tanto Salan y Jouhaud, con los coroneles y jefes de la resistencia civil decidieron proseguir la lucha y se refugiaron en la clandestinidad para crear la O.A.S. (Organización del Ejército Secreto). Ella mantuvo en jaque a Charles Degaulle durante más de un año. Con la detención del General Salan y su prisión fue desarticulada la O. A. S. El gaullismo continuó en el poder. De todas maneras Dios castiga sin palos y sin piedras. Un nuevo embate de filosofías demoníacas esparcidas desde los centros universitarios de Francia conmovió a Europa y dieron al traste en su coletazo con Degaulle el mitómano narcisista que creyó haber obtenido otra victoria pero no apreció que ésta, era pírrica. Haciendo una apretada síntesis veamos lo fundamental del nihilismo y su ropaje de esos días.
El estallido revolucionario del Mayo francés de 1968 y la fundamental participación de estudiantes, en estos sucesos convirtieron en figura pública y universal al profesor de filosofía Herbert Marcuse. Éste, era un judío nacido en Alemania a la que había dejado altivamente, cuando el advenimiento del movimiento acaudillado por Adolf Hitler en 1933. El personaje de marras pertenecía a la promoción de judíos marxistas freudianos integrada por Adorno, Walter Benjamín y Wilhem Reich. Como profesor de la Universidad de Berkeley ((California) exponía sus teorías en clases y conferencias como la que dictó en Berlín (1967). Pero su completo pensamiento lo presenta en el libro, más importante que tituló: “El Final de la Utopía”. Editado en lengua española por “Ariel” de Barcelona en 1968. La parte esencial de su ideología es la siguiente. El proceso revolucionario hacia el comunismo ya no se dará, como decía Marx, con la lucha de clases. La nueva actitud del neocapitalismo “establece que el papel revolucionario fundamental debe pasar de la clase obrera a grupos sociales fronterizos o marginados: los estudiantes, los intelectuales, el lumpen proletariado, con los situados fuera de la ley”.
Leamos a Marcuse en su conferencia de Berlín. Así decía: “En estas circunstancias se concentra cada vez más en los marginales. Más me gustaría decir que se vuelve a concentrar en los marginales situados en el marco de lo existente asaber: En primer lugar los infra privilegiados cuyas necesidades vitales no quiere ni puede satisfacer el muy desarrollado capitalismo tardío. En segundo lugar la oposición se concentra en el polo opuesto de la sociedad entre los privilegiados cuya conciencia y cuyos instintos quiebran la dirección social y consiguen sustraerse a ella...” “En importante lugar la oposición estudiantil, pero en su sentido más amplio, o sea los llamados “droupouts” es decir los que interrumpen sus estudios y quedan fuera de la universidad…” “Es una oposición a toda la llamada “way of life” de este sistema; una contra la omni presente prisión que con su productividad represiva y destructiva lo degrada todo a la condición de mercancía cuyas compras y ventas constituyen el contenido de la vida, una oposición contra el terror ejercido fuera de las metrópolis…” Más adelante señala los peligros diciendo… “Pero no hemos de ignorar que aún sigue del todo abierta la cuestión de si la radicalización política ocurre hacia la izquierda o hacia la derecha. El peligro agudo del fascismo no ha sido superado en modo alguno…”
Daniel Cohn Bendit fue el líder más representativo de la revuelta estudiantil del mayo francés 68. Nacido en Francia en 1945 sus padres judíos habían salido de Alemania hitlerista en los años 30 “Dany el Rojo” es hoy un euro diputado que está camuflado con la causa ecologista. Hace 50 años era un anarquista marcusiano que lo hicieron famoso en su universidad francesa. Su salto a la fama (dice “El País” de Montevideo de estos días) se produjo el 8 de marzo de 1968 en la primera protesta de la universidad de Nanterre. Ese día, desafió al ministro de Juventudes, en oportunidad de la inauguración de una piscina olímpica en la Casa de estudios.
Dany le recriminó entonces que, en el informe oficial no hiciera ninguna mención a la sexualidad. “Con la pinta que usted tiene seguramente sabe mucho del tema. ¿Por qué no se tira a la pileta así se saca la calentura?” le dijo el ministro Missoffe. “Monsieur le ministre, ahora ya tenemos una respuesta, digna de un ministro de Hitler” le espetó Cohn Bendit. Así lo recuerda el periodista argentino Gustavo Sierra en su libro “El 68, año que marcó a fuego a la Argentina y al mundo”.
Cohn Bendit se convirtió en cabeza del movimiento nihilista y su imagen fue conocida en el mundo. Degaulle lo tomó en serio y aprovechando un viaje de Bendit a Alemania no lo dejó volver. Pero el hábil “francés”, por medios secretos, y con el pelo teñido de rojo volvió a la Sorbona, donde fue recibido por los anarcos marxi-marcusianos freudianos al grito de “Todos somos judíos alemanes”. Desde entonces los funcionarios gubernamentales lo llamaron “el judío colorado” mientras la prensa de la auténtica derecha pedía su deportación. La huelga general revolucionaria fue aumentada hasta los siete millones de parados, dejando empalidecida a las muy importantes de los tiempos de Blum (Fulkenstein). En esta oportunidad de pronto, todo se fue desinflando y para el 31 de mayo la situación comenzaba a normalizarse.
Renée Malraux la juzgó como un ataque a la civilización. Sin duda lo fue. La disolución liberal democrática hace lo que puede. Nosotros contamos con los molinos de Dios que muelen lentamente, pero muelen. Por ello, no prevalecerán, ni los Marx, ni los Marcuse, ni los color demonio, llámense Cohn Bendit o de otra forma.
Luis Alfredo Andregnette Capurro
Mayo 29 del 2018

Sacrilegios


PASTELERÍA BLASFEMA

El hecho es bien conocido a través de las redes sociales y por diversos medios gráficos locales y nacionales que funcionaron como caja de resonancia. Sucedió el pasado jueves 24, en una exposición de arte tenida en el Hipódromo de Palermo.

El blasfemo Enrique Avogadro, Ministro de Cultura de Rodríguez Larreta, y amigo de Marcos Peña, sujeto del escándalo, y quien comió un trozo de torta simulacro del Cuerpo de Cristo, finalmente salió de la cueva ensayando una disculpa tan mendaz como inconsistente.

¿Se trata de una blasfemia, técnicamente hablando?, Sí, porque una torta es una representación material bastarda para significar el Cuerpo de Cristo; y más aún lo es si los artistas, presentes junto con el Ministro, al momento de cortar el pretendido cuerpo de Cristo, ríen y celebran que hasta los colores de la torta simulan bien la carne y la sangre de Cristo.

Por otro lado, el marco en el que tuvo lugar dicha representación merece el calificativo de injurioso y grotesco. Se trata de la Feria de Arte Contemporáneo Argentina (FECA) y de los artistas Pool & Marianela, dos rosarinos que suelen exhibir con aparente complacencia sus revulsivos anti-cristianos.

Estos dos, que tal vez merecerían ser discípulos del desdichado León Ferrari, se dedican a realizar “una extensa y disruptiva obra basada en el arte sacro, encarnado en los niños que fueron, en su educación religiosa y en el imaginario del credo que construyeron desde su infancia, dentro de un contexto temporal determinado” (cito página web).

El Ministro, inculto en el más preclaro y vigoroso sentido del término, ha cometido la torpeza de "pedir disculpas a la comunidad cristiana", como suele decirse. Su talante Ignorante y desdeñoso le ha impedido el primero e inexcusable perdón que debiera haber ofrecido: a Jesucristo, verdadero Dios y Hombre verdadero.

Pero como no debe creer un rábano en Cristo, ensaya esa anodina, laica y maquiavélica excusa frente a una entelequia inexistente… ¿Cuáles son los rostros concretos, de niños, de jóvenes, de ancianos de la comunidad católica, a quienes ha ofendido gravemente, señor Avogadro?

No me agrada replicar el argumento que suelo leer en casos como estos, a saber, "si hubiera hecho semejante barbaridad con algún símbolo religioso judío o musulmán, otra sería la historia"... ¡Basta ya de este contento pusilánime!

¿Cuándo llegará el día, Señor Dios, en que ningún falsificador, blasfemo o perjuro, se atreverá a manchar los símbolos sagrados de la Fe Católica y de quiénes la sostienen sin pensarlo antes diez veces? ¿No advertimos, acaso, que semejante “argumento interreligioso” habla malamente de nuestra firmeza, de nuestra valentía y de nuestra magnanimidad?

Una última reflexión y dos preguntas. La blasfemia es de “pura cepa demoníaca”, diría el P. Castellani; las preguntas son: ¿cuándo concluirá este gobierno infame de “egresados del católico Newman”?; la segunda es un poco más ardua, ¿cuándo acabará la estupidez de pensar que Macri fue el “mal menor”, frente al pasado inmediato, razón por la que “había que votarlo”?

Hasta la próxima.

Gamaliel

Como se pide


Nueva impúdica blasfemia de Francisco

 [Francisco] me dijo “Juan Carlos, que tú seas gay no importa. Dios te hizo así y te quiere así y a mí no me importa. El Papa te quiere así, tú tienes que estar feliz con quien tú eres”.
Eso fue lo que dijo Francisco a Juan Carlos Cruz, un laico chileno que fue objeto de abusos por parte de un sacerdote. Lo dicho por Bergoglio no sólo es algo totalmente falso, sino eminentemente blasfematorio, pues constituye a Dios como causa del pecado de sodomía, claramente condenado en la Sagrada Escritura. Para convencerse del carácter falaz que revisten las palabras de Francisco basta con leer a San Pablo:
“Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen.” (Rm. 1, 24-28)
A continuación traigo a colación dos pasajes extraídos de viejos artículos en los que podrá comprobarse que este nuevo despropósito bergogliano no es sino una enésima muestra de la abyecta y vergonzosa actitud pro homosexualista asumida por Francisco desde que resultara electo hace ya más de cinco años.
Según Francisco, el homosexualismo no es condenado sino « integrado »
En una época en la que la tiranía del lobby homosexual se ejerce casi sin restricción en todo el planeta, Francisco ha hecho declaraciones y ha realizado gestos que refuerzan claramente la ideología homosexualista. Veamos algunos ejemplos. Todo el mundo recuerda la explosiva frase que pronunció en su conferencia en pleno vuelo al volver de las JMJ de Río de Janeiro en julio de 2013: « ¿Quién soy yo para juzgar? », en alusión a los homosexuales. Esta breve frase dio inmediatamente la vuelta al mundo y le valió a Francisco ser elegido Hombre del Año 2013 por la revista americana LGTB The Advocate.
Poco después sobrevino la llamada telefónica a un transexual español, una mujer devenida en « hombre », Diego Neria, a quien invitó a Roma para recibirlo en audiencia privada junto a su « novia », a expensas del Vaticano, encuentro que tuvo lugar el 24 de enero de 2014. Francisco se hizo fotografiar en el Vaticano con la dupla lésbica y la foto dio la vuelta al mundo. Según « Diego », Francisco le habría dicho, al momento de llamarlo, que:
« Dios quiere a todos sus hijos, estén como estén, y tú eres hijo de Dios y por eso la Iglesia te quiere y te acepta como eres. » 
El 21 de marzo de 2014 Francisco se paseaba de la mano con el sacerdote homosexualista italiano Luigi Ciotti, hecho oportunamente efectuado bajo las cámaras de la televisión italiana. El 6 de mayo de 2014 concelebró en el Vaticano con otro sacerdote homosexualista, Michele de Paolis, a quien besó las manos después de la Misa delante de los periodistas encargados de inmortalizar la escena. El Jueves Santo de 2015 lavó los pies de un transexual en una prisión, el cual, a continuación, recibió la comunión. Todas estas imágenes conocieron una difusión planetaria inmediata.
En el curso de una entrevista con el padre Antonio Spadaro, director de la revista jesuita La Civiltà Cattolica, en agosto de 2013, declaró:
« Una vez una persona, para provocarme, me preguntó si yo aprobaba la homosexualidad. Yo entonces le respondí con otra pregunta: “Dime, Dios, cuando mira a una persona homosexual, ¿aprueba su existencia con afecto o la rechaza y la condena’’? »
Francisco, entonces, se rehúsa a afirmar que él condena la homosexualidad y, en el colmo de la mala fe,  pretende hacer creer que el amor que Dios tiene a los homosexuales comportaría la aprobación de su pecado.
Durante su viaje a Estados Unidos, en setiembre de 2015, acordó una única audiencia, de carácter privado, y fue a una pareja de homosexuales, uno de los cuales era un viejo conocido de Francisco en la Argentina. La escena -e insisto en que se trataba de una audiencia « privada »- fue filmada y difundida inmediatamente por la prensa, mostrando a Francisco a los besos y a los abrazos con el dúo sodomita.
Luego, cuando Francisco se dirigió al Congreso de Estados Unidos, no dijo ni una palabra a propósito del « matrimonio » gay, que acababa de ser impuesto por vía judicial en todo el país. Ni tampoco lo hizo a propósito del crimen del aborto, que cada año se cobra innumerables víctimas en aquel país; y esto cuando, poco tiempo antes, había estallado el escándalo del tráfico de órganos de bebés abortados, a instancias del Planned Parenthood, en aras de la « investigación médica ».
Empero, en el mismo recinto, Francisco encontró oportuno abogar en favor de la abolición de la pena de muerte, condenándola como intrínsecamente injusta y atentatoria contra la « dignidad inalienable de la persona humana », lo que resulta falso, pues tal aseveración contradice la revelación divina y el magisterio de  la Iglesia. De este modo, durante su resonante alocución ante la principal asamblea « democrática » del orbe, Francisco se declaró en favor de la preservación de la vida de los asesinos, pero no de dignó a decir ni tan siquiera una palabra sobre la de los inocentes masacrados en el vientre materno.
He aquí una cifra que ilustra perfectamente la mala fe de Francisco: el año pasado hubo 1.200.000 abortos en los Estados Unidos por sólo 28 penas capitales. Pero es contra la pena de muerte que él se pronuncia ante el Congreso, y no acerca del genocidio de los niños por nacer ni sobre los crímenes abominables perpetrados por el Planned Parenthood. Otro dato muy significativo: en su discurso al Congreso estadounidense, sobre 3500 palabras empleadas, ni una sola estuvo reservada a Nuestro Señor Jesucristo. Por el contrario, nombres de subversivos notorios, como los de Martin Luther King o Dorothy Day, ocuparon un sitial de honor.
Para concluir este apartado, he aquí lo que dijo Francisco el 16 de junio pasado durante su conferencia de prensa en el vuelo de regreso de Armenia. Un periodista le había preguntado lo que pensaba de la declaración del cardenal Marx, según el cual la Iglesia católica debería pedir perdón a los « gays » por haberlos « discriminado ». Ésta fue su respuesta:
« Creo que la Iglesia no sólo tiene que pedir disculpas -como dijo el cardenal «marxista» [cardenal Marx]- a esta persona gay, a la que ha ofendido, sino también a los pobres, a las mujeres y a los niños explotados en el trabajo. Tiene que pedir disculpas por haber bendecido muchas armas. […] Los cristianos deben pedir disculpas por no haber apoyado muchas opciones, a muchas familias: por ejemplo, recuerdo que de niño, según la cultura de Buenos Aires, una cultura católica cerrada -yo vengo de allí-, no se podía entrar en casa de una familia divorciada. Estoy hablando de hace ochenta años. Gracias a Dios, la cultura ha cambiado. »
Francisco se convierte así, abiertamente, en el portavoz de los enemigos de la Iglesia, de los homosexualistas y feministas que se dedican a atacarla y a difamarla sin cesar, exponiendo su complicidad con ellos a plena luz del día y sin ningún embozo.
Francisco y la ideología homosexualista
Con motivo de una conferencia de prensa dada el 29 de julio de 2013 en el vuelo entre Río de Janeiro y Roma, de regreso de las JMJ, Francisco pronunció la frase siguiente: « Si una persona es gay y busca al Señor con buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgar? » Frase extremadamente ambigüa y perturbadora, ya que el término gay no designa genéricamente a los homosexuales, sino especialmente a aquellos que reivindican públicamente la « cultura » y el estilo de vida de la impureza contra-natura. ¿Por qué haber utilizado una palabra generadora de confusión, totalmente extranjera al vocabulario católico y tomada justamente de la jerga del lobby « gay », avalando de este modo indirectamente su lenguaje subversivo y manipulador? ¿Por qué no haberse apresurado a añadir, para evitar malentendidos, que si bien no se juzga moralmente a la persona que padece esta tendencia, el pasaje al acto, en cambio, constituye un comportamiento gravemente desordenado en el plano moral?
Sorprendentemente, no lo hizo, y naturalmente, al día siguiente, la abrumadora mayoría de la prensa mundial intituló el artículo dedicado a la atípica conferencia de prensa pontifical retomando textualmente la pregunta formulada por Francisco. ¿Podrá hablarse de impericia de parte de alguien que domina a la perfección el arte de la comunicación mediática? Resulta difícil creerlo… Y aun cuando así fuera, el contexto exigía eliminar todo riesgo de ambigüedad efectuando inmediatamente las precisiones del caso. Mas las precisiones jamás llegaron. Ni durante la conferencia de prensa ni después. Ni de su boca, ni de la del servicio de prensa del Vaticano. Mientras tanto, la prensa mundial se regodeaba impúdicamente con la consternante salida bergogliana…
En la extensa entrevista concedida por Francisco a las revistas culturales jesuitas los días 19, 23 y 29 de agosto y publicada en l’Osservatore Romano del 21 de septiembre, habría podido suponerse que Francisco no dejaría pasar la oportunidad para dar muestras de claridad acerca de esta espinosa cuestión, cortando por lo sano las polémicas que sus desafortunadas declaraciones habían suscitado y disipando drásticamente la confusión y la inquietud generalizada que habían provocado.
Veamos si aprovechó la ocasión para hacerlo: « En Buenos Aires recibí cartas de personas homosexuales heridas socialmente porque se sienten desde siempre condenados por la Iglesia. Pero eso no es lo que la Iglesia quiere. Durante el vuelo de regreso desde Río de Janeiro dije que si una persona homosexual tiene buena voluntad y está buscando a Dios, yo no soy quien para juzgar. Al decir eso, dije lo que indica el Catecismo [de la Iglesia Católica]. La religión tiene derecho a expresar su opinión al servicio de las personas, pero Dios nos ha creado libres: la injerencia espiritual en la vida de la gente no es posible. Un día alguien me preguntó de manera provocante si yo aprobaba la homosexualidad. Yo le respondí con otra pregunta: ‘‘Dime: Dios, cuando mira a una persona homosexual, ¿aprueba su existencia con afecto o la rechaza condenándola ?’’ Siempre hay que considerar a la persona. Entramos aquí en el misterio del hombre. En la vida cotidiana, Dios acompaña a la gente y nosotros debemos acompañarla tomando en cuenta su condición. Hay que acompañar con misericordia. Cuando esto sucede, el Espíritu Santo inspira al sacerdote para que diga la palabra más adecuada. »
Habría mucho para decir respecto a estas declaraciones. Mucho, para utilizar un eufemismo, excepto que destaquen por su claridad… En aras de la concisión, sólo haré algunas observaciones someras:
1. Contrariamente a lo que afirma, sus dichos brillan por su ausencia en el Catecismo. En éste se encuentra claramente expuesta la doctrina de la Iglesia (§ 2357 a 2359), precisamente la que Francisco no expresó en la entrevista, durante la cual cultivó la ambigüedad, usó un lenguaje demagógico y añadió aun más confusión.
2. Resulta inconcebible escucharlo decir que « la religión tiene derecho a expresar su opinión al servicio de las personas. » Perdón: ¿La religión? ¿Cuál? ¿O acaso se tratará de las religiones en general, es decir, de « las grandes tradiciones religiosas que ejercen un papel fecundo de levadura en la vida social y de animación de la democracia. » (cf. III)?  Lenguaje sorprendente en la boca de quien se encuentra sentado en el trono de San Pedro… ¿Por qué no decir simplemente « la Iglesia »? Y sobre todo, corresponde proclamar sin ambages que la Iglesia no expresa de ninguna manera « su opinión », Ella instruye a las naciones, en conformidad con el mandato que recibiera de su Divino Maestro: « Id y enseñad a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñandoles a observar todo cuanto os he mandado. » (Mt. 28, 19-20)
3. Y a renglón seguido añadió: «  pero Dios nos ha creado libres: la injerencia espiritual en la vida de la gente no es posible. » Ambigüedad sibilina, característica detestable de parte de quien ha recibido la misión de « enseñar a las naciones », pero rasgo clásico ya en labios de Francisco… Porque si el hombre puede, en virtud de su libre arbitrio, negarse a obedecer a la Iglesia, no es en cambio moralmente libre de hacerlo: la Iglesia ha recibido de Jesucristo el poder de obligar las conciencias de sus fieles (Mt. 18, 15-18). 
Pretender que « la injerencia espiritual en la vida de la gente no es posible » equivale a divinizar la conciencia individual y a hacer de ella un absoluto: estamos ante el principio fundamental de la religión humanista y masónica de 1789: « Nadie debe ser inquietado por sus opiniones, incluso religiosas. » (Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, artículo X) Esta libertad de conciencia falaz y revolucionaria fue condenada por el magisterio de la Iglesia: Gregorio XVI afirmó que pretender « garantizar a cada uno la libertad de conciencia » no solo es absurdo sino además « un delirio. » (Mirari Vos, 1832)
4. Finalmente, el hecho de responder a una pregunta -¿aprueba la homosexualidad ?- con otra pregunta, que es, para colmo, de un hermetismo poco común, es indigno de aquel a quien fue confiada la tarea de enseñar a la universalidad de los fieles. Respuesta en la que se halla nuevamente esta ambigüedad exasperante que lo caracteriza, aquí al no distinguir entre la condenación del pecado y la del pecador, y dando a entender que el hecho de « aprobar la existencia » (¡sic!) del pecador volvería inútil la reprobación que su acto pecaminoso exige. Sin embargo Nuestro Señor nos enseñó a hablar de otro modo: « Que vuestro lenguaje sea sí, sí ; no, no ; todo el resto proviene del Maligno. » (Mt. 5, 37)
Pero retornemos a nuestra conferencia de prensa aérea, tras la celebración de las JMJ de Río de Janeiro.  Francisco agregó que esas personas « no deben ser discriminadas, sino integradas en la sociedad. » Perdón, pero ¿a qué personas hace alusión? ¿A aquellas que sin pudor alguno se proclaman « gay » o a las que, padeciendo sin culpa de su parte la mortificante inclinación contra-natura se esfuerzan meritoriamente por vivir decentemente? Una ambigüedad suplementaria que naturalmente permanecerá sin aclaración vaticana, pero cuya interpretación « progresista » abandonada a los « medios de información masiva » será la que se impondrá masivamente en el imaginario colectivo.
Pero a decir verdad, hay algo peor que la recurrente ambigüedad bergogliana presente en esta afirmación y que se manifiesta en esa disyuntiva irresuelta que he señalado. Me refiero a que sus palabras no sólo cultivan la ambigüedad, elemento suficiente para cuestionarlas, sino que son pura y simplemente falsas. Ellas se inscriben en el marco de la ideología igualitarista de la lucha « contra las discriminaciones » que promueven los partidarios del feminismo y del homosexualismo, genuina maquinaria de combate al servicio de la legitimación de cuanta aberración el partido del « progreso » se esmera en pergeñar, principalmente el infame « matrimonio » homosexual.
¿En dónde reside la falsedad? En el hecho de que, inclusive en el segundo caso de la disyuntiva, es perfectamente legítimo y razonable efectuar ciertas discriminaciones que, atendiendo al bien común social, marginalizan a esas personas en determinados contextos. Y eso es, por ejemplo, lo que la Iglesia siempre ha hecho en lo tocante al sacerdocio, a la vida religiosa y a la educación de los niños. Ni que decir tiene que dichas discriminaciones son más legítimas aun cuando se trata de gente que, además de padecer esa tendencia desordenada, lleva una vida homosexual activa, aunque fuese de manera discreta, y, a fortiori, si hay que vérselas con quienes exhiben pública y desvergonzadamente sus malas costumbres, reivindicando orgullosamente sus fantásticos derechos : me refiero a los « gay », para emplear el atípico vocabulario bergogliano, ciertamente inusitado en el lenguaje de un sucesor de San Pedro.
Retomando el hilo de la conferencia pontifical en pleno vuelo, asistimos pasmados a la prosecución del extraño discurso de Francisco ante un auditorio cautivado por su desarmante espontaneidad y por el tenor altamente mediático de sus palabras: « El problema no es el de tener esta tendencia, sino de hacer lobbying, eso es lo grave, porque todos los lobbies son malos. » Desafortunadamente, esta aseveración es perfectamente gratuita y no resiste el menor análisis : que el hecho de poseer esa tendencia constituya un grave problema de orden psicológico y moral para la persona afectada, así como también un serio motivo de inquietud para su entorno, es algo indiscutible. Y pretender que la homosexualidad no sea algo problemático, sino solamente el hacer « lobbying », es una falacia notoria que contribuye a trivializar la homosexualidad y a volverla aceptable.
Por último, es menester afirmar que, contrariamente a lo que sostiene Francisco, ningún lobby es intrínsecamente perverso. Efectivamente, dado que un lobby es « un colectivo que realiza acciones dirigidas a influir ante la administración pública para promover decisiones favorables a los intereses de ese sector concreto de la sociedad » (Wikipedia), un lobby será bueno en la medida en que combata por causas justas y será malo cuando lo haga por causas inicuas. Para dar un ejemplo, las acciones conducidas por los grupos feministas en favor del aborto son reprobables, mientras que las realizadas por los grupos pro-vida en su lucha contra la legalización de dicho crimen son encomiables.
Todas estas declaraciones de Francisco se ven particularmente agravadas por el contexto internacional en el que se producen, a saber, en medio de una violenta batalla cultural entre partidarios y opositores del « matrimonio » homosexual, el cual se extiende como reguero de pólvora a escala planetaria. Resulta difícil atribuirlas solamente a eventuales imprecisiones de lenguaje, así como tampoco parece posible negar la complicidad objetiva de sus palabras con los propósitos manifiestos del lobby « gay »: la normalización de la homosexualidad y la legitimación de sus insostenibles reivindicaciones sociales.
Esas declaraciones han sembrado confusión entre los católicos y han favorecido objetivamente a los enemigos de Dios, quienes combaten encarnizadamente para que se acepten los supuestos « derechos » de los homosexuales en el interior de la Iglesia y en la sociedad civil. Prueba irrefutable de ello es que la más influyente publicación de la comunidad LGBT de los Estados Unidos, The Advocate, eligió a Francisco como la « Persona del año 2013 », deshaciéndose en alabanzas hacia él por su actitud de apertura y de tolerancia hacia los homosexuales.
He aquí, a modo de ilustración, tres casos que permiten tomar conciencia de la gravedad del contexto en el cual se sitúan esas desafortunadas declaraciones. Ellas se produjeron apenas dos meses después de que el cardenal Angelo Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, celebrara en Génova las exequias de Don Gallo, famoso sacerdote comunista y anarquista, adepto al aborto e incondicional de la causa homosexual, durante las cuales hizo un panegírico suyo y autorizó que dos transexuales hicieran la apología de la ideología LGBT en la lectura de la « plegaria universal », durante la cual agradecieron al clérigo apóstata por haberlos ayudado a « sentirse creaturas trans-gender (sic) deseadas y amadas por Dios », y a los que distribuyó luego la comunión, profanando así las santas especies eucarísticas, escandalizando gravemente a los fieles y sembrando la confusión en las almas.
Más inquietante todavía: no hubo ninguna reacción oficial del Vaticano reprobando los hechos. Corresponde destacar que Don Gallo ejercía su « ministerio pastoral » con total impunidad, sin jamás haber sido importunado  ni sancionado por la jerarquía eclesiástica. Y cabe añadir que los funerales fueron oficiales, celebrados con gran pompa, nada menos que por la figura más destacada del episcopado italiano, con homilía ditirámbica incluida.
Otro hecho sintomático, seleccionado entre muchos otros: la Universidad Pontifical San Francisco Javier de Bogotá, en Colombia, fundada y dirigida por jesuitas, desde hace doce años organiza anualmente un « Ciclo Académico Rosa », que fomenta desembozadamente el estilo de vida « gay ». En 2013, por primera vez, iba a tener lugar en los locales de la universidad, del 28 al 30 de agosto. Eso provocó una importante reacción de laicos escandalizados quienes, gracias a un accionar digno de un auténtico « lobby » católico, forzaron la universidad a buscar otro sitio para organizar su inmundo coloquio de degenerados. Huelga decir que no se registró sanción alguna hacia los organizadores del infame evento de parte de las autoridades universitarias. Algo que va de suyo, en la era del culto al « diálogo » con el error y en tiempos de exaltación del « pluralismo » ideológico… Y esta impunidad dura desde hace ya doce largos años. Ninguna sanción tampoco por el lado de la Conferencia Episcopal Colombiana. Ni falta hace precisar el silencio absoluto del Vaticano.
Cabe destacar la reacción del director de la universidad, el Padre Joaquín Emilio Sánchez: ella fue inmediata y sumamente edificante. En efecto, en un áspero comunicado de prensa dirigido a la « comunidad educativa », hizo constar su indignación ante la « violación de la legítima autonomía universitaria », declaró que « ninguna discriminación sería tolerada » y advirtió amenazante a  sus adversarios: « Actualmente efectuamos las gestiones necesarias ante las instancias competentes para que una situación tan irregular y dolorosa como la que vivimos con motivo del ‘‘Ciclo Rosa’’ no se repita nunca más. »
Por su lado, el Padre Carlos Novoa, antiguo rector de la universidad, profesor titular de teología moral y titular de un doctorado en « ética sexual », promotor desvergonzado del aborto, sostuvo que la medida « testimonia de un retorno de la Inquisición en un sector de la Iglesia católica y es la resultante de grupos obscurantistas y fanáticos. » Su pública posición contraria a la enseñanza del magisterio eclesial no le ha acarreado ninguna sanción de parte de la jerarquía de su país y menos aun de las autoridades de la citada universidad « pontificia ». Este edificante sacerdote  continúa ejerciendo afanosamente su « ministerio pastoral » y dispensando con ahínco su « enseñanza universitaria » a estudiantes que, imaginando recibir una instrucción católica, son objeto de una perversión sistemática de sus inteligencias.
Tercer y último ejemplo: el de la Universidad Católica de Córdoba, en Argentina, que también está dirigida por jesuitas. En una entrevista publicada el 12 de agosto de 2013 a quien es su rector desde 2005, el Padre Rafael Velasco, gran especialista en « Derechos Humanos », en medio de una letanía de sentencias heterodoxas, nos hizo el honor de participarnos su profunda visión teológica: 
« Si la Iglesia quiere ser un signo del hecho que Dios está cerca de todos, lo que debe hacer, antes que nada, es no excluir a nadie. Debe encarar reformas muy importantes: los divorciados tienen que ser admitidos a la comunión, los homosexuales, cuando viven de manera estable con sus compañeros, también deberían poder comulgar. Decimos que la mujer es importante, pero la excluimos del ministerio sacerdotal. Esos son signos que serían más comprensibles. »
Estos tres casos que he citado, tomados de un interminable listado de situaciones similares, ilustran acabadamente el progreso continuo, consentido y alentado, de la ideología homosexualista y de la « teoría de género » en el interior de la Iglesia. Y es justamente en ese contexto alarmante de avance permanente e incontenible de las ideas LGBT,  tanto en la sociedad civil como en el seno del clero, que se inscriben esas palabras inauditas de Francisco en una conferencia de prensa internacional en pleno vuelo, a modo de broche de oro de las archimediáticas JMJ  de Río de Janeiro: « ¿Quién soy yo para juzgar a una persona ‘‘gay’’ ? » Francamente, debo admitir que esto se asemeja a un mal sueño, a una pesadilla indescriptible de la cual desearía despertarme cuanto antes…
Alejandro Sosa Laprida