jueves, 16 de junio de 2016

Te lo juro yo



LO INVEROSIMIL

“Hoy un juramento, mañana una traición...”
Gardel y Le Pera

Realmente, el juramento de los últimos diputados electos me llenó de desazón. No todos, por cierto, pero varios agregaron a la tradicioanl fórmula por lo más elevado, otra, burdo por lo más bajo, por lo demás absolutamente innecesario, y por si fuera poco, nada menos que, algunos, por Néstor y Cristina, y otros por la militancia, lo que a mi entender constituye una blasfemia, equiparar a NUESTRO Creador con dos politiqueros y una rentabilidad mercenaria en particular.

Además, si lo que juran es respetar la Constitución, el texto de la misma considera a dichos personajes, sin lugar a dudas, “infames traidores a la patria”.  Véase su artículo 29, donde se especifica: “El Congreso no puede conceder al Ejecutivo nacional facultades extraordinarias, ni la suma del poder público, ni otorgarle sumisiones o supremacías por las que la vida, el honor o las fortunas de los argentinos queden a merced de gobiernos o persona alguna.  Actos de esta naturaleza llevan consigo una nulidad insanable y sujetarán a los que los formulen, consientan o firmen a la responsabilidad y penas de los infames traidores a la Patria”.

Este insólito juramento se presta por dos personajes que encuadran a la perfección en el artículo.  Por ejemplo, por haber consentido los actos de Menem, y no haberlo condenado por los mismos como hubiera correspondido; lo que constituye una burla a la ley, y por tanto a la República.  Estamos entonces ante una paradoja inquietante: hay diputados que juran defender la Constitución invocando el nombre de dos infames traidores que la violaron cuanto quisieron.

Párrafo aparte para el rabino Bergman que juró “sobre el Tanaj, la sagrada biblia hebrea”.  Para Araceli Ferreyra, que lo hizo por Rosa Guarú, según ella “madre biológica de San Martín” y por Enrique Castro Molina que lo hizo “por el compañero Hugo Moyano”.

Para el lector dado a las sospechas, le juramos que todo esto es cierto.  Se lo juramos por la colección completa de “Cabildo”.

Vicente Cadenas

sábado, 11 de junio de 2016

Relatos modernos



LOS DERECHOS HUMANOS DE MACRI
Y LA CONTINUIDAD K

Al grito de “Recuperamos la República”

Los días previos a la “revolución de la alegría”, y el pasado 10 de diciembre sobre todo, macristas convencidos y aquellos de ocasión o relumbrón no dejaron de alentar a quienes los escuchasen a fin de que “embanderasen las casas para celebrar con júbilo la recuperación de la República”. Y aguafiestas fuimos quienes, hasta con pacato pudor, opusimos alguna nota discordante al relato rupturista y a la épica de la discontinuidad que presuntamente se venía con Mauricio Macri y sus equipos.
Si por caso recuperáramos la auténtica República de los tres poderes y la Constitución del ‘53, con sus debidas reformas, no creo que sea el mejor bien para la Patria que pudiéramos celebrar de Mauricio Macri. Es hija del liberalismo político del que dijera Napoleón que “no creía mucho en sus principios ex- cepto cuando le servían para derrotar a sus adversarios”.
Y si cierta sigue siendo la  vieja tesis nacionalista de que los gobiernos se suceden pero el Régimen permanece inalterable; luego, entonces, esta República recuperada no será sino la entelequia jurídico-política destinada a sostener la savia intacta del Régimen, incluyendo sin cortapisa alguna tanto las democracias de facto como los últimos treinta y dos años de democracia partidista, frentista o aliancista.
Pero la Argentina es el país del “nunca cambiemos” y las mudanzas sabias y rectas son las que de veras faltan. El italiano “ogni tanto bisogna cambiare” aquí no funciona; el estribillo de la “negra” Sosa “cambia, todo cambia” tampoco arrastra.
Y las cosas siguen igual ayer con Cristina y hoy con Mauricio. Los cambios que muchos celebran y vocean son más aparentes que reales y las figuras que hoy estarán no sólo no reemplazan los viejos conocidos sino que parecen representar el más puro y duro continuismo K.
¿Usted me pide una prueba, lector amigo? Aquí va una.

Un fiel servidor judío para “Memoria, Verdad y Justicia”

En efecto, estamos hablando de Claudio Avruj, hasta hace pocos días subsecretario de Derechos Humanos de la Ciudad de Buenos Aires, quien a partir del jueves 10 de diciembre se ha convertido en el nuevo titular de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, “y por ende responsable de continuar la política de Memoria, Verdad y Justicia iniciada en 2003, cuando Néstor Kirchner nombró en ese cargo al fallecido Eduardo Luis Duhalde”. Hasta aquí la primera parte de la información publicada por Telam la Agencia Nacional de Noticias, el miércoles 25 de noviembre pasado. No concluye aquí el currículum vitae del “siervo continuista y fiel” pues añade la gacetilla de Telam que “Avruj, un licenciado en dirección y organización institucional, fue durante toda una década (1997-2007) director ejecutivo de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) y está considerado un hombre de confianza del ex banquero Rubén Ezra Beraja, quien presidió la DAIA entre 1991 y 1998 y está siendo juzgado, acusado de encubrir a quienes volaron la mutual AMIA (…) Avruj pasó a encabezar la Dirección de Relaciones Institucionales del gobierno porteño en 2007, y tres años después asumió en la Subsecretaría de Derechos Humanos y Pluralidad Cultural, en reemplazo de Edgardo Berón”. Además, y para aprovechar el tiempo libre que le quedaba por las tardes, “Avruj fue designado en 2013 al frente del Museo del Holocausto, cargo que ejerce de manera honoraria. Designó en esa entidad como hombre de confianza a Guillermo Yanko, pareja de la futura ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Avruj está asociado con Yanko (que cuenta con afiatadas relaciones con fundaciones estadounidenses) en emprendimientos como la “cadena judía de información Vis a vis” dedicada a temáticas de la colectividad judía y financiada en su totalidad por publicidades del gobierno  de la Ciudad de Buenos Aires (…) El año pasado, el funcionario (Avruj, se entiende) cerró el Programa de Atención a las Víctimas de Delitos Sexuales, en tanto que los trabajadores de la subsecretaría lo acusaron de negarse a actualizar los haberes de los trabajadores con- tratados que se desempeñan en el Parque de la Memoria, sobre la Costanera Norte, donde se encuentra el monumento a las víctimas del Terrorismo de Estado (…) Por último, y para que tengamos bien presente el orden de jerarquías y subordinaciones, “Avruj está considerado un funcionario próximo a Marcos Peña, actual jefe de Gabinete porteño, quien asumiría igual función co- mo «primus inter pares» del gobierno nacional a partir del 10 de diciembre”. Hasta aquí el reporte
de Telam.
Pero, claro, no las tiene todas consigo Claudio Avruj y no falta quien lo corra por izquierda. Jorge Elbaum, plumífero de “Página/12” y auténtico “judío por la liberación”, se queja amargamente de que Avruj ocupe la Secretaría de Derechos Humanos precisamente porque “sus antecedentes son coherentes con el resto del gabinete, conformado por empresarios, CEO de multinacionales y actores de las ONG devenidos en puristas gestores del Estado. Todos ellos se autodefinen como la contracara de la “militancia” –las comillas son de Elbaum– y buscan difundir una pátina aséptica y desideologizada orientada a invisibilizar sus biografías y naturalizar la verdad de sus decisiones futuras” (Jorge Elbaum, “Derechos (humanos) torcidos”,Página/12”, 3 de diciembre de 2015).
¡Tranquilos muchachos que Claudio Avruj sabe respetar fidelidades y, amigos son los amigos, no habrá ideología, Memoria, Verdad y Justicia capaces de resistir un buen plan de carrera y un no menos cuantioso menú de negocios personales! Al fin de cuentas qué son la Revolución, el Terrorismo de Estado y los Parques de la Memoria sino la ocasión de hacer buenos números con camaradas y amigos y seguir vendiendo el mismo relato K esta vez con los colores de Cambiemos.
Calma, liberales y socialistas, porque Anzoátegui nos ha enseñado de una vez por todas que los judíos no se juegan por nada “porque no pelean nunca: prefieren esperar a ver quién gana, para luego ofrecer sus servicios al vencedor y de paso quedarse con la mayor parte de sus ganancias”.
“Es una lástima que los Reyes Católicos hayan muerto”, se lamentaba don Ignacio Braulio.
¡Cuánta razón tiene!
Ernesto Alonso

viernes, 10 de junio de 2016

martes, 7 de junio de 2016

Nacionales



TOTUS REVOLUTUS

Como en un juego de niños, pero sin inocencia en ninguna parte, la ronda ha comenzado nuevamente. Viejos y nuevos nombres han desembarcado en la Rosada, tras la evacuación típica de los residuos y demás parásitos, enquistados en la gestión anterior, incluyendo la renovación de los espacios vitales colmados por “malos espíritus”. Pero el actual gobierno trae los suyos propios y ha quedado en la superficie del drama.
Mientras que, desde las tribunas populares o de “clase A”, piden que les demos un tiempo, nosotros optamos por no concederles respiro. Claramente se ve, a mayor distancia, que más progresista será la bocanada liberal que alimenta el ideario PRO.
“Para muestra, solo hace falta un botón”, dice el refranero. Y miren Uds. si no le asiste razón. Porque poco sabemos de la trastienda de “Cambiemos”, si hemos de guiarnos por la prensa, sea la adicta, que no le falta, o la condenatoria, que no suele ser por los mejores motivos. Pero los hechos son los hechos. Y uno de ellos es el de las “buenas relaciones” que el flamante presidente ha restablecido con los amos del mundo. El Estado Mercenario comienza su marcha. El promisorio futuro está delimitado por la necesidad de consolidar el próximo modelo económico, con enormes costos para los tiempos venideros.
Algunos dirán que no puede culparse a la nueva gestión por las malas decisiones que a corto plazo ha debido tomar. Puede concederse, en parte. Algunos insisten en exaltar el condicionamiento al que ha quedado supeditado el actual mandatario. De acuerdo. Sin embargo, y a pesar de la crisis de gobernabilidad que debe enfrentar, sus planteos no han ido al fondo de la cuestión. O han ido, pero para resolverlas mal.
Hasta hoy, el PRO no ha sido más que una mascarada. Como en toda fiesta privada, el partido triunfante ha buscado agasajar a los invitados “vip” del convite. El desguace de la AFSCA, por ejemplo, tuvo su consiguiente eco en la potenciación del multimedio “Clarín”, que pudo, finalmente acceder a la compra de la empresa de comunicaciones Nextel. Y “Clarín”, ya sabemos, suena para el lado donde estén sus ganancias, con los K o con los M. No es cuestión de letras sino de números.
El otro botón de muestra es la primera estampida de precios, ocurrida entre el anuncio de la medida de levantamiento del cepo y la liberación efectiva del dólar. Nadie estaba de acuerdo con el Estado fisgón, obstaculizador y esquilmador a la vez. Pero es dable preguntarse si el equipo económico de Macri –el famoso “equipo”– no ha podido prever semejante corrida.
Frente a la reserva y la falta de medidas preventivas concretas, solo podemos pensar en la connivencia de la nueva gestión con los altos empresarios. Acá, el fantasma de la gestión K, tampoco, resulta una excusa válida. En todo caso, cambia el nombre de los empresarios favorecidos.
Preocupados por la decoración cursi e ideológicamente infantil de la vetusta Cristina, cuelan el mosquito y se tragan el camello. Las mentiras setentistas, por poner otro ejemplo, tampoco han sido derrumbadas. En cuestiones de narcotráfico, la ley de derribo parece una broma de mal gusto. Lo primero que deberían derribar son los vendedores de merca de las calles del conurbano, que continúan siendo tierra de nadie.
El “futbol para todos” sigue siendo un efectivo somnífero para mantener a la turba idiotizada. Ínterin, continúa el desembarco de los grandes maestres de la masonería y los representantes de la usura. En definitiva, entre sonrisas y colores veremos desatarse una versión remozada de un capitalismo salvaje, que no termina de irse.
Otra vez, nos espera una nueva batalla. O la misma, si bien se mira. El enemigo ha cambiado de nombres y de rostros –no de todos, siquiera– más no de proyecto esencial. Debemos guardar firmes y atentos, pues la patria no puede estar segura en las manos de mercaderes.

Octavio Guzzi