martes, 14 de julio de 2009

In memoriam


OTRO CRIMEN
KIRCHNERISTA


El 12 de julio de 2007 murió el Suboficial Mayor (R) Santiago Cruciani. Era uno de los prisioneros de guerra de la tiranía montonera, y en carácter de tal padeció el especial destrato que se le brinda hoy en las cárceles —por orden superior— a quienes ayer combatieron al marxismo. Estaba detenido en Bahía Blanca, con una enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Su familia y sus abogados pidieron su traslado a un centro asistencial, pero el juez interviniente en la tramitación de dicho pedido, Alcindo Álvarez Canale, denegó el permiso y ordenó su traslado al Penal de Marcos Paz. Allí su enfermedad se agravó, como era previsible. Denegado que le fuera, sistemáticamente, todo tratamiento médico adecuado, fue trasladado, ya en situación terminal, al Hospital Militar de Campo de Mayo. A pesar de que, para tal fin, el mencionado hospital había dispuesto una ambulancia, se la rechazó para transportarlo en un furgón celular en horas de la madrugada, con lo que su ya insostenible situación se agravó mucho más. Quisieron provocarle la muerte y lo lograron. El operativo asesinato encubierto había sido consumado. Un soldado menos tiene la patria. Un crimen más carga sobre sus hombros el infame Kirchner. Transcribimos a continuación una significativa carta que oportunamente escribiera al respecto el Teniente Coronel Emilio Nani.

HA MUERTO UN SOLDADO

El 12 de julio a las 6 de la mañana, falleció el señor Suboficial Mayor D. Santiago Cruciani —ejemplo de soldado, padre, esposo y amigo— como consecuencia del odio, el rencor y la sed de venganza de los derrotados de ayer, hoy enquistados en los poderes del Estado; y del abandono, la desidia, la indiferencia y la desatención de quienes debieron velar por su integridad física, que se hicieron los desentendidos para evitar irritar al detentador del poder.

En los ’70 la metodología homicida fue la de las bombas y los asesinatos arteros por la espalda. Hoy, estos neoterroristas emplean otros métodos más sutiles y cobardes: el abuso de poder por parte de unos y la genuflexión vergonzante, oportunista y especulativa de otros.

Ante este nuevo crimen, me surgen interrogantes recurrentes: ¿En qué momento el honor le dejó el lugar a la deshonra, la vileza y la infamia? ¿En qué momento el valor le dejó el lugar a la cobardía? ¿En qué momento la dignidad le dejó el lugar a la indignidad, la humillación, la indecencia, el oprobio y la degradación? ¿En qué momento el culto por la verdad y el respeto a la palabra empeñada le dejaron el lugar a la mentira, el engaño, la falsedad, la falacia, el fraude y la calumnia?

¿En qué momento la camaradería le dejó el lugar a la mezquindad, el servilismo, la indiferencia; el desinterés y la ruindad? ¿En qué momento la solidaridad y la conciliación le dejaron el lugar a la confrontación; el egoísmo, la prepotencia y el desprecio por el prójimo?

¿En qué momento el amor a la patria le dejó el lugar a la apatía, la desidia, la indolencia y la incuria y al odio, el desprecio y la aversión a todo lo que con ella tenga que ver con ella? ¿En qué momento el guerrero y el soldado; le dejaron el lugar al mercenario? En este homicidio hay muchos responsables que, cuando en nuestro país vuelva a imperar el derecho y se recuperen las instituciones, deberán rendir cuentas por sus crímenes.

Querido amigo, descansa en paz.

Emilio G. Nani

2 comentarios:

Fernando José dijo...

El del Suboficial Cruciani es un nuevo homicidio de la macabra cadena serial.

La impunidad con que se han manejado los criminales es una mancha que afecta a la Nación Argentina y a cada uno de los hombres y mujeres, bien nacidos, que habitan su suelo.

Que no queden sin castigo estos crímenes, que sus autores, cómplices y auxiliadores, tengan la justa e inexorable condena que merecen sus deleznables y alevosos delitos.
Fernando José Ares

Anónimo dijo...

Verguenza es para los hombres que han jurado ante Dios y la Patria defenderla hasta perder la vida, ahora no mover un dedo en defensa de sus camaradas presos politicos del degenerado kirchnerismo, que son torturados en los gulagas montoneros.
Grandes cuentas deberan rendir en el Tribunal del Juez Supremo por su cobardia.