domingo, 10 de mayo de 2009

Lecturas dominicales


LOS PEDIDOS DE NUESTRA SEÑORA EN FÁTIMA

Deseamos dedicar este número y el siguiente al Mensaje de Nuestra Señora en Fátima, tanto durante como antes y después de las apariciones ocurridas entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917. Nuestra intención es simplemente la de destacar los pedidos que la Santísima Virgen nos ha hecho en esta trascendental manifestación de su misericordia.

Primavera de 1916: Primera aparición del ángel de Portugal. El ángel arrodillado curvó la frente hasta el suelo y recitó la siguiente oración: “Dios mío, yo creo, adoro, espero y Os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no Os aman”. Después de repetir tres veces esta oración, se irguió y dijo: “Orad así. Los Corazones de Jesús y María están atentos a la voz de vuestras súplicas”.

Verano de 1916: Segunda aparición del ángel de Portugal. El ángel invita a los tres pequeños videntes a la oración y a aceptar el sufrimiento: “¿Qué hacéis? ¡Orad! ¡Orad mucho! Los Corazones de Jesús y María tienen sobre vosotros designios de misericordia. Ofreced constantemente al Altísimo oraciones y sacrificios. De todo lo que pudiereis, ofreced un sacrificio al Señor en acto de reparación por los pecados con que Él es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores. Atraed así la paz sobre vuestra patria. Yo soy el Ángel de su guarda, el Ángel de Portugal. Sobre todo, aceptad y soportad con sumisión los sufrimientos que el Señor os envíe”.

Otoño de 1916: Tercera aparición del ángel. El ángel tiene en la mano izquierda un Cáliz; sobre el que aparece suspendida una Hostia, de la cual caen algunas gotas de Sangre que se juntan debajo en el cáliz. El ángel, dejando el Cáliz y la Hostia suspendidos en el aire, se postró en tierra y recitó una plegaria a la Santísima Trinidad: “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Os adoro profundamente y Os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Él mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón y del Corazón Inmaculado de María, Os pido la conversión de los pobres pecadores”. Luego con la Hostia Santa impartió la Comunión a la pequeña Lucía mientras a Jacinta y a Francisco les dio a beber la Sangre del cáliz, diciendo: “Tomad y bebed el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo horriblemente ultrajado por los hombres ingratos. Reparad sus crímenes y consolad a vuestro Dios”. De nuevo se postró en tierra y repitió tres veces la misma oración con los tres pequeños videntes.

13 de mayo de 1917: Primera aparición de Nuestra Señora, que dijo a los tres videntes: “¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que Él quiera mandaros, en actos de reparación por los pecados con que es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores? Tendréis mucho que sufrir, pero la gracia de Dios os confortará. Rezad el Rosario todos los días para alcanzar la paz para el mundo y el fin de la guerra”.

13 de junio de 1917: Segunda aparición de Nuestra Señora. Dijo la Santísima Virgen: “Quiero que recéis el Rosario todos los días (…) A Jacinta y a Francisco los llevaré en breve al Cielo. Pero tú te quedarás acá algún tiempo más. Jesús quiere servirse de ti para hacerme conocer y amar. Él quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. A quien la abrace, prometo la salvación; estas almas serán predilectas de Dios, como flores colocadas por Mí en su trono (…) Yo nunca te dejaré. Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá hacia Dios”.

Durante la visión, en la palma abierta de la mano derecha de la Santísima Virgen los pastorcitos vieron un Corazón cercado de espinas que se clavaban en él; comprendieron que era el Corazón Inmaculado de María, ultrajado por los pecados de la humanidad, que quería reparación.

13 de julio de 1917: Tercera aparición de Nuestra Señora: “Quiero que continúen rezando el Rosario todos los días en honra de Nuestra Señora del Rosario para obtener la paz del mundo y el fin de la guerra, porque sólo Ella lo podrá obtener (…) Sacrificaos por los pecadores y decid muchas veces, en especial siempre que hiciereis algún sacrificio: Oh Jesús, es por vuestro amor, por la conversión de los pecadores y en reparación por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María”.
A esto siguió la primera parte del secreto, la visión del Infierno: “Visteis el infierno, adonde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Corazón Inmaculado”.
Siguió la segunda parte del secreto: “Si hicieran lo que os voy a decir, se salvarán muchas almas y tendrán paz. La guerra va a acabar, pero si no dejaren de ofender a Dios, en el reinado de Pío XI comenzará otra peor. Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de persecuciones contra la Iglesia y contra el Santo Padre. Para impedirlo, vendré para pedir la consagración de Rusia a mi Corazón Inmaculado y la comunión reparadora de los primeros cinco sábados de mes. Si se atendieren mis pedidos, Rusia se convertirá y tendrán paz; si no, Rusia esparcirá sus errores por todo el mundo, causando guerras y persecuciones contra la Iglesia; los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán aniquiladas; por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre consagrará Rusia a Mí, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz. En Portugal se conservará siempre el Dogma de la Fe”.
Después de la tercera parte del secreto, la Santísima Virgen añadió: “Cuando recéis el Rosario, decid después de cada misterio: «Oh Jesús mío, perdona nuestras culpas, líbranos del fuego del Infierno, lleva al Cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu misericordia»”.

19 de agosto de 1917: Cuarta aparición de la Santísima Virgen, que dijo: “Quiero que continuéis rezando el Rosario todos los días (…) Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, pues van muchas almas al infierno por no haber quien se sacrifique y pida por ellas”.

13 de septiembre de 1917: Quinta aparición de Nuestra Señora: “Continúen rezando el Rosario a Nuestra Señora del Rosario, todos los días, para obtener el fin de la guerra (…) Dios está contento con vuestros sacrificios”.

13 de octubre de 1917: Sexta aparición de María Santísima. La Virgen María renovó el pedido de construir una Capilla en Cova de Iría, y luego agregó: “Yo soy la Señora del Rosario. Continúen rezando el Rosario todos los días. La guerra terminará pronto y los soldados podrán retornar a casa (…) No ofendan más a Dios Nuestro Señor, que ya está muy ofendido”.

En tan corto mensaje Nuestra Madre del Cielo menciona 10 veces a su Corazón Inmaculado; 7 veces se refiere al rezo del Santo Rosario, y en tres oportunidades lo hace en relación a Nuestra Señora del Rosario; en cuanto a los actos de adoración, de fe, de esperanza y caridad, alude a ellos 7 veces; sobre la oración habla 4 veces y 7 sobre los sacrificios; igualmente son 7 las referencias a la conversión de los pecadores y a la reparación de los pecados; finalmente, 2 veces habla de la conversión de Rusia y otras tantas de su consagración.

Estimado lector, tan apremiantes súplicas de Nuestra Señora no pueden quedar sin respuesta.

Jorge Mastroianni

Nota: Este artículo fue publicado en el boletín mensual “Signum Magnum”, nº 23, de octubre del año 2003.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es muy importante que los Santos Pontifices digan con claridad cuales fueron las directivas que dio Nuestra Señora y si se las esta cumpliendo como se debe.

El Angel de Portugal cumplio su promesa y el Señor le dio un santo varon para que lo guie durante muchos años: Salazar, bendecido por la bienaventurada Lucia.

Rogemos para que el Angel de la Argentina nos envie tambien un santo varon y nos libere de estos puercos actuales.