sábado, 15 de noviembre de 2008

Guiones de estilo


¡DESPIERTA,
CENTINELA!

El centinela dormido, bien está que sea castigado con pena de muerte… Centinela, centinela, eres el sentido de las murallas que son como una vaina para el cuerpo frágil del poblado, que le impide derramarse, pues si alguna brecha las abre no queda sangre en el cuerpo…

Pero, ¿qué serían las murallas si no hubiera centinela?

Por eso, el centinela que duerme deja desnudo al poblado. Y por eso se apoderan de él, cuando lo encuentran, para ahogarlo en su propio sueño…

Claudicación de los centinelas, es el bárbaro quien los adormece.

Centinela dormido. Vanguardia de los enemigos. Conquistado por anticipado, pues tu dormir es un negarte a ser ligado permanentemente por la ciudad…

Entonces se me apareció la imagen de la ciudad derrotada por tu simple sueño, pues todo se ata y se desata en ti. Cuán hermosa es tu vigilia, oído y mirada de la ciudad. Y de tan noble comprensión dominando con tu simple amor la inteligencia de los lógicos, que no comprenden la ciudad, sino que la dividen.

Pero tú, centinela, cuando velas estás en relación con la ciudad librada a las estrellas. No esta casa, ni esta obra, ni ese hospital ni ese palacio. Sino la Ciudad… esa mezcla de fervor y de sueños, ese fuego bajo la ceniza de la vía láctea.

Centinela, cuando velas, la ciudad reposa sobre ti y sobre la ciudad reposa el Imperio…

He aquí que tú duermes. Centinela dormido. Centinela muerto. Y yo te miro con espanto pues en ti duerme y muere el Imperio. Lo veo enfermo a través de ti porque es un mal signo que me delega centinelas para dormir. Por cierto, me digo, el verdugo cumplirá su misión y ahogará a ese en su propio sueño.

Pero en mi piedad se alzaba un litigio nuevo e inesperado. Pues sólo los imperios fuertes siegan las cabezas de los centinelas dormidos, pero estos imperios que ofrecen centinelas para dormir, no tienen ya derecho a segar nada. Porque importa comprendes bien el rigor. No es cortando las cabezas de los centinelas dormidos como despiertan los imperios; es cuando los imperios se han despertado que se cortan las cabezas de los centinelas dormidos. Otra vez confundes aquí el efecto con la causa. Y viendo que los imperios fuertes cortan las cabezas, tú quieres crear tu fuerza cortándolas, y no eres más que un bufón sanguinario.

Funda el amor y fundarás la vigilancia de los centinelas, y la condenación de los que duermen, pues en este caso son aquellos los mismos que han tronchado el Imperio.

Pero yo te deseo fiel a ti mismo, despierto, sabiendo que llegarás a ser.

Antoine de Saint-Exupéry

1 comentario:

Alan Argento dijo...

Hermoso texto. Gracias por compartirlo. Me gustó la apelación final al amor...